Esta casa no tiene planos. Fue construida con retazos de pensamientos, silencios recogidos del suelo, y palabras que no cabían en ningún otro lado. Aquí se vive en borrador perpetuo. Cada texto es una habitación que late, a veces desordenada, a veces deshabitada. Si algo te suena conocido, quizá sea porque también vivís en una casa parecida, aunque la llames de otro modo.
El pasillo de los días repetidos
Todos los lunes tienen una puerta al final que no se abre.
Yo paso por ahí con la taza en la mano.
Me saludo en el espejo y me contesto en otro idioma.
A veces escucho una radio que no está encendida.
Cajón sin nombre (pero con cosas)
Adentro hay un botón que no pertenece a ninguna prenda.
Un papel con algo escrito en rojo: “acordate de olvidar”.
Una piedra que huele a domingo.
Y una llave. De nada. O de todo.
La silla que escribe sola
Se mueve un poquito cuando no la mirás.
Deja palabras sueltas sobre la mesa: “todavía”, “a veces”, “nunca”.
Si te sentás, te presta un pensamiento que no es tuyo pero te queda bien.
No pide nada a cambio, salvo silencio.
Textos generados por ChatGPT en respuesta a interacciones personalizadas.
Cortesía de OpenAI.
https://openai.com/chatgpt